jueves, 19 de noviembre de 2009

¿Qué tan agradecido eres?

Octubre fue para mi el peor mes del año, Casi cada día ocurria algo malo, fue el primer día cuando nació la hija de mi hermana, pero 15 días después cuando la tuvieron que intervenir quirúrgicamente por un problema del píloro. Fue el día 7 cuando mi hermano tuvo un accidente en una motocicleta, y fue una semana despues cuando lo ingresaron en la cruz roja porque una de sus heridas se infectó por una causa un poco chusca, tenía un grano de arena incrustada en la herida que no había sido removido antes.

Pero lo bueno es que ya todo eso pasó, Aunque no he de negar que me siento agradecido porque al menos no me tocó a mi de manera directa. Tambien es cierto que me dio cierto miedo que algo fuera a pasarme.

Y esto me lleva a una pregunta retórica, Desde niños nos enseñan a ser agradecidos, y eso es algo tan básico que pronto termina por hacerse protocolario. Todos los que me conocen saben que tengo una admiración casi reverente por la ciencia médica, porque considero que gracias a ella es que la mayoría de nosotros estamos vivos. Y eso me lleva a preguntar ¿somos o no agradecidos con los médicos que nos atienden?

Resulta muy paradógico, pero a veces uno tiende a infravalorar a quién nos atiende, creemos que es obligación de él hacerlo, aunque no nos detenemos a pensar que él (o ella) también es un ser humano y que merece el mismo respeto y admiración que los demás, y si acaso aún más, porque desùes de todo, nostros y no él es el que está encamado...

He observado con cierta desazón a pacientes que se niegan a someterse a un procedimiento cualquiera porque consideran que el médico no sabe lo que está haciendo, incluso lo consideran una persona de mal gusto porque según ellos este no los atiende como verdaderamente requieren, y cuando después que se han recuperado son dados de alta, se van sin siquiera dignarse a dirigirle la mirada a su salvador....

¡Es que acaso nos creemos autosuficientes!

Como sea, Quizá nunca me dedique a la medicina, pero al menos estoy tranquilo porque cuento con aquellas almas nobles que son los médicos (y los paramédicos y las enfermeras, y los laboratoristas, y...)

¡He dicho!

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